Perspectivas.

  -No quiero quedar contigo.

-Perfecto.

-Es que no te entiendo.

-No eres el único.

-A ver, es que… ¿por qué siempre me haces estas cosas?

-¿Qué cosas?

-Siempre que quedo contigo, no duermo.

-No sé si me halagas o me asustas… creo que lo segundo.

-¡No! Me refería a que me rallas. Me haces pensar. Haces que me cuestione quién soy. ¿Sabes lo que me ha costado hacerme a la idea de que soy lo que soy? No estoy como para que me lo tires por el retrete.

-¿Y qué eres?

-¿Eh?

-Dices que eres lo que eres, ¿qué eres?

-Soy yo. Simplemente.

-Entonces, no sé porque te altero tanto.

-Porque tú lo haces ver todo desde otra perspectiva. Todo. Hasta lo que soy yo.

-Tú eres el que cambia de visión. Yo no hago nada.

-¿Y qué es eso de puntualizar lo que hago?

-No puntualizo nada, ahora la que no entiende nada soy yo.

-Ya sé que no lo haces, es que no sé cómo explicarlo… siempre que estoy convencido de algo me haces dudar.

-El que duda eres tú, no eches las culpas a los demás.

-El otro día hiciste que me quitara el reloj, ¿te parece normal?

-Sí, yo hace más de un año que no me lo pongo.

-¡Por eso! Que para mí era imposible ir sin reloj. Siempre tenía que saber la hora que era, hasta que empezaste diciendo que estaba perdiendo el tiempo. Joder, a ti te dará igual, pero esa frase me supuso un cacao mental.

-Qué susceptible nos ha salido…

-No, coño. Susceptible no, yo era muy normal antes de conocerte. Mucho. Iba a Jack and Jones a comprarme ropa, me encantaba el futbol y usaba reloj.

-…Tío, si tienes menos personalidad que una piedra, no es mi culpa.

-¡¡¡No es eso!!!

-Vale, vale. Respira.

-Es que ya no soy como era. Has roto todo el concepto que me había creado de mí mismo.

-Ahora lo has dicho. No es cuestión de crearse conceptos de uno mismo, ni de inventarse historias sobre cómo eres. Es cuestión de ser y sentir. Punto.

-Ya, ya. Sí, sí. ¿Quién? Ahora, ¿quién?

-Tú sabrás.

-¡Me importa un pepino la hora que es!

-Enhorabuena. ¿Vives mejor?

-Pues…

-Deja de pensar y dime lo que sientes, ¿estás mejor o no?

-Supongo.

-Pues, si tanto te incomodo, que sea la última vez que me haces tanto caso.

Ver.

Desde hace innumerables años, el trabajo ha sido una prioridad en la vida social. En realidad, la sociedad, no sería nada sin el trabajo de los que la formamos, pero hablar de esto estando dónde y cómo estamos, es perder el tiempo. El trabajo es, únicamente útil para sentirnos realizados y satisfechos con nosotros mimos, para procrear nuestra creatividad y crear, redundantemente hablando, a través de ella. ¿Por qué he dicho que es perder el tiempo hablar de trabajo remunerado estando dónde y cómo estamos? Seguro que algunos pensáis que, precisamente, ahora se debería de hablar de ello y además, con interés. Pero no. Ahora es tiempo de plantearse las cosas dentro de nosotros. Que es ahí donde está la crísis más importante.

Lo que se llama trabajo hoy en día es una alienación y anulación de nosotros mismos. Trabajamos no de lo que nos hace sentir plenos, sino de lo que encontramos y de lo que nos pueda dar algún billete para comer. Es decir, para poder disfrutar de lo que la Tierra nos proporciona, hemos de dejar una parte de nosotros atrás. ¿No es irónico? Más bien diría que es sarcástico.  No disfutamos de la vida, y quizás para eso sirve de verdad el dinero. Para evadirnos de lo real, de lo que no vemos y de lo que sentimos si nos paramos. Si no te paras, no sientes. Y si sientes, lo confundes con tus corrompidos pensamientos «He de…» «Tengo que…» «Debería de…». A la mierda.

Y sí. Digo a la mierda con la boca muy grande. La vida no es esto. La vida, señores currantes míos, es todo lo contrario. Ya lo sabéis, pero os da tanta rabia reconocerlo y tantísimo miedo, que no lo queréis admitir. Y es que, es cierto, frustra. Frustra tremendamente saber lo que es importante y no poder darle importancia porque la estructura social no te deja. Es impotencia en estado puro, pero ahora me corrijo si alguna vez he dicho lo contrario: No se vive mejor en la ignorancia. Se vive siendo más cobarde. Hay que saber lo que hay para poder darle sentido a las cosas, aunque duela más o aunque suframos más, lo cual sería muy relativo.

Hay que aprender a disfrutar de lo que AHORA  no podemos escapar. Lógicamente, AHORA es necesario el dinero. AHORA hemos de tragar. Pero podemos ver las cosas con otro prisma, de eso se trata, ¿no? de pasar a otro plano. De disfrutar haciendo incluso de lo que no te hace disfrutar. De admirarlo todo y de darle importancia a todo, porque si estás ahí es por algo y si haces lo que haces es por algo, pero cuidado: No te estanques, no pierdas nunca la esencia de tu espíritu, porque eso es lo que te hace como persona.

Así que sepamos ver más allá. Sepamos darle importancia a la importancia.

Humanidad.

Hablé sobre el cambio a una persona muy allegada y que sé, a ciencia cierta, que me comprende. No duda sobre este más que probable suceso, ni de que las cosas vayan mejor. Duda de la humanidad.

Y es curioso, más que curioso, diría que es normal, dadas las circunstancias hasta ahora vividas. ¿Qué ha hecho la humanidad para que podamos confiar en ella? Podemos confiar en alguna persona, de hecho, debemos hacerlo. Pero no demos por hecho que todos somos iguales, porque sería estúpido por nuestra parte. Pienso que es injusto el llamar «humanidad» a todo el mundo, pero tampoco me sorprende, ya que si hay algo en esta vida que se le dé de fábula a según quién, es generalizar. En la humanidad estamos tú y yo, ambos formamos parte de ella, en cambio, yo adoro el poder, la manipulación y las mentiras, mientras que tú eres honesto, humilde y justo. Ambos formamos parte de la humanidad, pero claramente, la mayoría de personas inteligentes eligirá confiar en ti y no en mí. ¿Podemos confiar en la humanidad? Ahora esto se parece a un combate, a una guerra estúpida; ¿Quién ganará? Y así va el mundo, buenos contra malos, sin tener en cuenta nada más que nuestros intereses. Porque esto va así, nosotros no queremos juntarnos con personas manipuladoras y deseosas de poder, pero adoramos la honestidad y la humildad. Bien, y yo me pregunto, ¿por qué pensar de quién fiarse? ¿A caso no es suficiente con tener claras las propias expectativas? Confiar en uno mismo y tener seguridad en que, pase lo que pase, seguiremos siendo fieles a nuestros principios, porque nosotros hemos ELEGIDO. Porque todos, individualmente, SOMOS LIBRES. Porque no somos un conjunto, sino personas individuales, y porque es nuestra acción individual la que cambia la de los demás, directa o indirectamente. Somos un único movimiento formado por personas distintas, con distintos proyectos y, muy curiosamente, con un único objetivo: Tener una vida feliz. ¡Genial! ¡Ya está! No importa lo que haga yo, no me critiques, ni pienses una manera de terminar conmigo, porque esto no es una guerra. Piensa la forma de hacer bien tu vida, de ser tú mismo, porque eso nos llevará a lo que queremos todos.  Porque no nos engañemos… hasta los más malos quieren ser felices. Hasta los que manipulan y desean el poder, quieren serlo. Otra cosa es que sean conscientes, o no, de que el poder no es el medio adecuado para lograrlo. Todos deseamos amor, paz y luz. Todos, sin escepción. Pero empecemos por uno mismo para hacer de un humano feliz, una humanidad.

Mucha luz.

Paz.

Luz.

Sé que he venido a esta vida a ayudar. Es para lo que existo y para lo que sirvo, aunque aún no lo sepa. Me lo ha contado mi alma, hace mucho tiempo y me lo recordó de nuevo, con otra voz, no hace tanto.

Tenemos alma. Como dije, no es que sea creyente de una religión preestablecida, de hecho creo que las religiones son normas creadas por personas, no por dioses o maestros, como Jesús. Creo que las cosas se han interpretado como se  han querido y cuando se impone de alguna forma una creencia, es por algún motivo poco altruista.

Sin embargo, ya veis. Soy espiritual. Necesito creer y creo con toda mi alma. Creo en lo que dije antes, en la luz, la energía, el alma y el amor. Creo en lo que muchos deberían de creer; en las personas. Porque somos extraordinarios, y porque somos capaces de todo.

He aprendido a no juzgar. Las personas somos algo más que simples comentarios o juicios sobre nuestros actos. Todos tenemos nuestro minuto de bondad y de maldad. Todos somos lo que somos, a  nuestra manera. Quiero apreciar cada vida como se merece, sin juicios y sin etiquetas. Poco a poco, nunca se es demasiado tolerante.

Aparto de mí lo que no me interesa, porque no necesito oscuridad en mi energía. No quiero rencor, rabia, celos, envidia o egoísmo. No quiero corrupciones ni imposiciones. Quiero ser yo y encontrar mi camino, porque nada me gustaría más que poder cumplirlo.

Comparto con vosotros todo lo que puedo compartir, que no es mucho, pero es mío. Espero poder empezar por algún sitio, y espero que ese sitio sea este.

Mucha luz.

Paz.

Bienvenidos.

Es tiempo de cambiar. De seguir con nuestro destino. Seguramente, muchos de vosotros no sabréis por donde empezar ni a qué me refiero, pero puede que me entendáis cuando digo la palabra «Espiral». Vuestra vida es un espiral. Dolor. Tristeza. Trabajo. Estrés. Pérdida de tiempo. Sentimiento de frustración. Un no saber nada de nada. Ni de nadie. Ni de vosotros mismos. Y querer saberlo.

Hablo a los que saben que hay algo más de lo que se ve y no saben adónde mirar. Me hablo a mí hace algún tiempo y hablo a los que quieren escuchar. A veces miráis a vuestro alrededor y cuestionáis si realmente hay algo más. Seas lo que seas, creyente, agnóstico o ateo. Es humano preguntarse, lo que no lo es, es negarse. Somos lo que somos, no nos encerremos. Yo soy creyente, pero no creo en nada de lo que hayas podido escuchar. O sí, no lo sé, no nos conocemos. Creo que dentro de nosotros hay luz. Energía que baila al compás de las olas del mundo. Mundo que depende de nuestro movimiento y vida que depende del movimiento del mundo. Nos necesitamos. Si nosotros nos hundimos en la oscuridad, el mundo también lo hará.

Pero Mundo es un ser inteligente, y empieza a tener ganas de evolucionar, con o sin nosotros. Él sí sabe lo que quiere y tiene CONSCIENCIA de lo que es. Necesita una evolución de la energía para caminar, por eso se quitará de encima la energía que le sobre. He dicho, queridos colegas, que nosotros somos energía, lo que no he dicho es el tipo de energía que somos, porque eso depende de ti. ¿Quieres iluminar y saber quién eres? ¿O prefieres seguir con tu fantástica rutina y perderte la vida? Entonces, querido/a desconocido/a, empieza a creer en ti.

Toma consciencia de donde estás, lo que has hecho, haces y SIENTES. Tómate un descanso. Para. Siéntate. Cierra los ojos y SIENTE. Eres algo más que lo que te han dicho, eres infinito. La energía lo es. Perdónate, pues todo rencor hacia uno mismo te daña a ti y a los demás. A LO demás.  Empieza por aquí. Por aceptar y asimilar. ¿Estás a gusto? ¿Sabes que estás haciendo lo que verdaderamente te hace feliz? Has de saber que has venido a este mundo a evolucionar y ser feliz y que está en tu mano serlo o no. Has de saber que toda la energía que dipositas en las cosas, en ti mismo o en donde sea, rebota en Mundo. Y Mundo está cansado de recibir malas vibraciones.

Vive en paz. Siente la luz.

Somos luz, sólo tenemos que sentirla.